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Ayuda que llega

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Villa Zagala es uno de los más de mil barrios carenciados de Buenos Aires. Mucha gente llegó ahí en busca de trabajo, pero en su lugar encontraron un círculo vicioso de pobreza y enfermedad. Con medicamentos y educación, la Dra. Carina Vetye y su equipo proveen una ayuda valiosa para el barrio.

Asesoramiento, educación, atención: La Dra. Carina Vetye con pacientes en su casa de Villa Zagala.
(Foto Simone Utler / © Else Kröner-Fresenius-Stiftung)

Asesoramiento, educación, cuidado: la Dra. Carina Vetye visitando a pacientes en sus domicilios en Villa Zagala (Foto Simone Utler/ © Else Kröner-Fresenius-Stiftung)

Las estadísticas son muy preocupantes: casi el cincuenta por ciento de la población argentina vive bajo la línea de pobreza. Alrededor de ocho millones de niños pasan sus vidas en situación de pobreza. Tan solo en Buenos Aires se estima que hay más de mil asentamientos precarios – “villas miseria” – en los que viven unos dos millones de habitantes. La pobreza, la violencia y la criminalidad son normales ahí. Solo un diez por ciento de las villas tienen acceso al agua corriente y solo un cinco por ciento está conectada al sistema cloacal.

La farmacia creada por la Dra. Carina Vetye en 2008 en Villa Zagala para muchos de los necesitados es el único lugar de entrega seguro de medicamentos esenciales. La farmacia coopera con el Centro de Salud N° 16 del municipio, y apoya el trabajo que el centro médico realiza en la atención de los pacientes y en la educación sobre nutrición, higiene, salud bucal y anticoncepción.

Este trabajo salva vidas y mejora la calidad de vida de los vecinos. Muchos de ellos solo tuvieron acceso a una educación escolar limitada, no tienen trabajo o solo realizan trabajos mal pagos y no tienen obra social. Una infraestructura deficiente, suciedad y basura combinadas con la pobreza y la falta de conocimientos básicos afectan la salud. Es un círculo vicioso.

Poco ejercicio, alimentación equivocada

Unas treinta mil personas viven en el área de referencia del Centro de Salud N° 16 y la farmacia de Carina. Nadie conoce el número exacto, dice ella. Son personas que muchas veces se fueron de zonas rurales a buscar trabajo en la ciudad.

Pero en los barrios carenciados no solo encuentran pobreza, sino que  también cambian su estilo de vida. Realizan menos ejercicio físico en los angostos pasillos del barrio, donde todo está muy cerca y no a tanta distancia como en el campo. La dieta no es saludable – los alimentos más económicos contienen demasiado azúcar y grasas. Carina dice: “Son personas que conocieron el hambre, pasaron tiempos malos. Ahora se alegran de tener lo suficiente para comer, pero lo que comen, no es sano.”

Las consecuencias: diabetes, alta presión, sobrepeso – mucha gente en los barrios carenciados sufre estos problemas de salud. Faltan suficientes medicamentos para el tratamiento y también falta información sobre cómo llevar una vida más sana. Carina trabaja en proveer ambas cosas y el contacto directo con la gente del lugar es clave.

Si los mayores están sanos, los más chiquitos se benefician En su trabajo, Carina presta especial atención a la gente mayor, las abuelas y los abuelos. Ellos son importantes para las familias: se ocupan de sus nietos, se preocupan por que vayan a la escuela, mientras sus padres y madres buscan o realizan trabajos ocasionales o changas. Cuando los mayores se enferman y no pueden ocuparse de los más chiquitos, estos sufren. La próxima generación se beneficiará mucho cuando los abuelos pueden llevar vidas más sanas. De ahí la importancia de los esfuerzos de Carina y su equipo para ayudar a romper el círculo vicioso de enfermedad y pobreza en Villa Zagala.